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Aldo Lucchetti

viernes, 10 de junio de 2011

VIH Y EL SISTEMA INMUNE: UNA GUERRA QUE DEBEMOS GANAR

Una persona me escribió con algunas dudas con respecto al sistema de defensas y el VIH. Espero que esta explicación le pueda servir:



Nuestro sistema de defensas de está conformado por las células B y las células T.



Las células B basicamente producen anticuerpos cuya acción es bloquear a los agentes que ingresan a nuestro organismo.



Las células T tienen una labor más especializada: identifican, capturan y destruyen cualquier agente que ingresa. Estas acciones de las células T son muy organizadas y para cumplir adecuadamente, se subespecializan en reconocimiento, destruccion total y generación de un archivo de memoria que identifica con suma rapidez el momento que el germen vuelve a ingresar.



Al ingresa de un virus, se activan las celulas T asesinas y las células T memoria. Las células T asesinas engloban, capturan y presentan el virus a las celulas de memoria. Si la célula T de memoria reconoce al virus, otorgarán a las células T asesinas todos los elementos que le permitan actuar y liberar al organismo de este virus.



En el caso del VIH, cuando este ingresa se produce esta batalla. La interacción de las células T asesinas y las células T de memoria se da muy eficientemente al inicio. Pero el virus tiene sus armas también, de la que destaca la capacidad de mutar y presentarse siempre como algo nuevo esquivando la respuesta inmune y superándola muchas veces.


Como podrán darse cuenta, esta batalla no tiene fin. Lo que normalmente debería culminar con el desarrollo de inmunidad de memoria no tiene fin. El balance de esta destrucción es favorable inicialmente para el organismo, pero poco a poco esto va cambiando y el predominio del Virus comienza a detectarse.



Si la persona no es tratada, el disbalance negativo se traducirá en una caída de las células T y en un aumento de la población viral. La acción del médico es evaluar a la persona infectada, secuencialmente, analizando la cantidad de virus (carga viral en sangre) y las poblaciones de celulas T (recuento de linfocitos CD4 y CD8).



En cuanto a las células T de memoria, lastimosamente con la caída de la respuesta inmunológica, van fracasando en su función también y de manera grosera podemos decir que terminan almacenando virus resistente que no ha podido ser destruido y funcionando como nidos o santuarios virales.



La interacción que se da entre el virus y el sistema de defensa pasa de ser una batalla a una guerra. Sin la intervención científica está guerra tendría un final catastrófico para la persona infectada. Pero sabemos que esto no finaliza aún, la acción de las armas biológicas (vacunas) y terapeúticas (antirretrovirales) podrían favorecer la respuesta inmunológica de manera directa o indirecta para retomar el balance perdido hasta que se encuentre un medicamento eficaz que lo pueda erradicar al virus por completo.



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