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Aldo Lucchetti

martes, 14 de junio de 2011

La Echerichia coli: una vieja bacteria, una vieja toxina y una enfermedad emergente

En los últimos días he estado revisando la información que proviene de Europa con respecto a la epidemia que afrontan los alemanes por la contaminación de los brotes germinados con Escherichia coli O104:H4 productora de tóxina Shiga o por sus siglas EHEC.
Con respecto a esta bacteria, los médicos tenemos mucho que decir:
Lo primero, es relacionado propiamente con bacteria. La Escherichia coli o E. coli, como suele llamarse, es una bacteria muy antigua, se le encuentra en el agua, no produce enfermedad pero su presencia le permite a los salubristas determinar los niveles de contaminación. Un ejemplo de ello son los reportes que se hacen cuando se quiere controlar el grado de contaminación de nuestras playas o balnearios (los famosos coliformes fecales). Cuando hay un exceso de coliformes fecales, se entiende que hay contaminación con heces y eso se traduce en que hay riesgo de infecciones.
Lo segundo, la E. coli también puede estar presente en órganos del cuerpo humano. Esta presencia indica infección o contaminación. En el caso de que se detecte en heces, eso es una ubicación habitual e indica y no es de alarma, hay una contaminación; pero si se detecta en orina, esa no es una ubicación habitual y ahí hay una infección que debe tratarse.
Lo tercero, la E.coli tiene una gran facilidad de adquirir material genético de otras bacterias. Esta ventaja se puede aprovechar en microbiología para producir ciertas sustancias útiles al ser humano o la industria de todo tipo; pero también, de manera natural o artificial, se puede conferir a la bacteria características del todo indeseables: resistencia bacteriana, toxinas etc. Este detalle es el que se esta viendo actualmente en Alemania.
La E.coli que nos toca presenciar en esta epidemia por forma natural o artificial, ha adquirido una toxina de la bacteria Shigella disenteriae, denominada toxina shiga. Esta toxina es ampliamente conocida en nuestro medio y es un problema serio en pediatría pues produce en Síndrome uremico hemolítico (SUH). El SUH es una complicación temprana de la infección por Shigella que causa hemorragia y daño renal, muchas veces irreversible. La E.coli al adquirir la toxina, se vuelve productora de ella y los problemas saltan a la vista. Otra característica de la bacteria que nos convoca es que es multirresistente a antibióticos, lo cual es ya una adquisición artificial generada por el ser humano en su uso irracional de antibióticos.
Ahora bien, con todos los elementos que tenemos en mente, salta a los ojos la reflexión: la EHEC es una bacteria antigua que ha adquirido características de espanto en los últimos años y nuevamente el ser humano está involucrado en ello; la contaminación de nuestro planeta con estos gérmenes se da en gran medida por nuestra ignorancia en el manejo consciente de los recursos.
Por último, hemos visto con preocupación que nuestras autoridades sanitarias, en su afán bien intencionado de control, han colocado una alerta destinada a los viajeros en los aeropuertos y, como podemos deducir, eso realmente no tiene sentido, no estamos ante un virus que se transmite por vía aérea, esta es una bacteria contaminante de aguas de albañal y de productos agrícolas. La cuarentena a los viajeros no funciona, el control debe hacerse a nivel de productos de consumo y agrícolas que ingresan al país en todo caso. Si existiera, por desgracia, algún pasajero con sospecha de infección por EHEC, este debería ser tratado inmediatamente pero su posibilidad de contaminar la considero mínima.




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